¿Alguna vez habéis pensado que los perros de una región pueden reflejar los cambios en la sociedad humana?
Después de todo, cualquier elemento que interactúa y es modificado por nuestra especie sirve, al mismo tiempo, como una forma de registro del hombre.
Los perros, tan vinculados a nosotros, cuentan también nuestra historia a lo largo del tiempo. Los perros y la historia humana tienen muchos puntos en común.
Una investigación de 2021 se ha interesado por esa historia en la zona del Ártico Siberiano, una de las zonas más duras y aisladas del planeta.
Siberia (no solo la región ártica, sino toda Siberia) tiene una densidad de habitantes de aproximadamente tres personas por kilómetro cuadrado. Siendo más del 75% de la superficie de Rusia, tiene solo el 33% de su población.
La vida en Siberia
Los perros son otra parte inseparable de la vida en el Ártico siberiano.
Se considera que la convivencia en esas tierras entre humanos y perros ha sido durante 9500 años, y se ha prolongado hasta hoy.
Incluso en la actualidad, aún existen comunidades en esas zonas que usan a los perros para el pastoreo, la caza y el tiro de trineo.
Lo interesante es que, debido a las condiciones extremas y el aislamiento natural, la mezcla genética con otras poblaciones ha sido escasa. La genética de los perros árticos es antigua, y el mestizaje de los perros en Siberia escaso.
Sin embargo, parece que los perros fueron más abiertos, en ese sentido, que los humanos. Por ejemplo, pastores nómadas siberianos que se desplazaban con sus animales y permitían nuevas mezclas.
En la historia de los perros siberianos, se mantuvieron genéticamente separados de las otras razas hasta hace 7000 años.
A partir de ese momento, debido a su convivencia con las personas, se empezó a introducir con ellos perros europeos y de las estepas euroasiáticas. La frecuencia de estos cruces aumentó hace 2000 años, con el movimiento de poblaciones.
Se ha encontrado una correlación entre las mayores introducciones de nuevos perros y los grandes avances sociales y tecnológicos en las sociedades humanas.
Los tres puntos principales de cambio parece que ocurrieron con la introducción de la metalurgia, la incorporación de los renos al transporte (ambos sucesos hace aproximadamente 2000 años) y el auge del pastoreo de renos, hace 800 años.
Renos, otro de los motores básicos de Siberia.
Intercambiando genes
Se cree que los perros europeos se incorporarían para trabajos en las granjas, mientras que las razas esteparias tendrían interés en los trabajos de pastoreo.
Este movimiento no fue unidireccional. Si estudiamos la ascendencia de los perros europeos, son una mezcla entre los linajes de perros del Oriente Próximo y del Ártico ya hace 10 900 años.
Lo que indicaría, además, que los perros siberianos se mezclaron con perros europeos en épocas previas al caso inverso. No sería hasta cientos de años después que las razas europeas hicieron mestizaje en Siberia con las razas autóctonas.
Aunque Europa, a partir de 1800, se volvió un poco loca y empezó a criar nuevas razas, con fines en su mayoría estéticos, a un ritmo frenético. Pero ese es otro tema.
Un dato curioso es que, a pesar de su relativa cercanía, los perros siberianos apenas tienen variantes genéticas que indiquen cruces con razas del este de Asia. El flujo genético con ellos fue anecdótico.
Razas de perros árticos
Todo este movimiento de genes habría llevado a, entre otros, la actual raza del Samoyedo.
Llamarla actual es un poco irónico. El Samoyedo moderno se diferencia poco de los miembros de esta raza de hace 2000 años.
Otro ejemplo de raza regional es el perro de trineo de Chukotka, otra raza de la que ya hay registros de hace 1500 años. Este perro era usado para tirar de trineos, sobre todo para el transporte de alimentos.
“Pero espera, ¿ese no es el Husky siberiano?”
No, aunque es un error frecuente. El husky siberiano proviene de los perros de trineo de Chukotka que fueron exportados a Alaska. Los individuos que acabaron en Estados Unidos y Canadá dieron lugar a los actuales huskies siberianos, que son más pequeños, rápidos y con más aguante.
Se calcula que hoy en día quedan 4000 perros de trineo (que no huskies), aunque se desconoce cuántos son realmente de pura raza.
Por eso, aunque hablamos de cambios en estos animales, Siberia sigue siendo una de las regiones del mundo donde los perros se asemejan más, tanto genética como físicamente, a las antiguas razas.
Mirar un perro siberiano es casi lo mismo que mirar un perro con cientos de años de pasado.
Un caso similar lo podemos encontrar en el Malamute de Alaska.
Ahora nos movemos a otro continente, ya que el Malamute proviene también de la zona ártica, pero en América del Norte, donde se encuentra la actual Alaska.
Considerada otra de las razas más antiguas de perros, según las estimaciones sus antepasados directos pueden tener 6000 años. Cruzaron hace miles de años el estrecho de Bering, desde Siberia, conviviendo con los Inuit, concretamente con la tribu Mahlemut, de la que obtuvieron su nombre.
Estos dos grupos vivían tan unidos que es casi imposible encontrar un registro histórico de los Mahlemut donde no se haga mención de los perros que tenían.
El último ejemplo que queremos mencionar es el Spitz finlandés. Esta raza emigró con sus compañeros humanos desde el centro de Rusia hasta la actual Finlandia hace 3000 años.
La raza estaba más enfocada en la caza que en el transporte, y estuvo peligrosamente cerca de extinguirse a finales de 1880, por los cruces con otras razas.
Por suerte, un deportista de Helsinki descubrió algunos ejemplares puros, y quedó tan maravillado con la raza que se dedicó a seleccionar ejemplares que no fueran mixtos para tratar de recuperarla. Casi todos los Spitz finlandeses que hay vienen de ese esfuerzo hace 100 años por evitar que la raza desapareciera.
Los perros de la zona ártica son lo más parecido que encontraremos al lobo del pasado que, en algún momento, decidió que el ser humano era una compañía aceptable.
Si quieres ver cuánto de lobo tiene tu perro, el test de ADN para perros de Koko Genetics puede echarles un ojo a sus razas.
Hay otra línea de pensamiento que podemos tener. Como los cambios en las razas de perros han sido una herramienta indispensable en la evolución humana.
¿Habrían podido nuestros parientes colonizar estos ambientes tan inhóspitos sin los perros a su lado? Probablemente no.
El hombre, sin el perro a su lado, sería una especie más atrasada y, sobre todo, más infeliz.