Vamos a empezar comentando una obviedad: el pastor alemán es una raza de perro preciosa y con múltiples virtudes.
Se trata de una raza inteligente, obediente y disciplinada. Estas virtudes lo han convertido en un animal que puede ser tanto de compañía como participar en labores de rescate o de seguridad. Un portento de criatura.
Pero, dentro de los perros, también se encuentra alto en una categoría negativa: es una de las razas con más enfermedades.
Irónicamente, se cree que el mayor responsable de esto ha sido, de manera indirecta, su popularidad. Al ser tan querido, muchos criadores inexpertos se sumaron a la moda para vender ejemplares del animal, realizando los cruces de manera incorrecta.
El resultado han sido defectos genéticos que se han ido arrastrando generación tras generación.
Otro detalle triste de esto es que va en contra de la idea original de la raza. Max von Stephanitz, el fundador de esta raza, era un convencido entusiasta de los perros, pero consideraba que debían criarse para el trabajo. Dicho así suena duro, pero se trataba de una persona comprometida y con dotes de liderazgo, sin la cual la raza del pastor alemán nunca habría surgido.
En una exposición canina encontró al que sería el padre de todos los pastores alemanes, que se ganó su corazón por su fuerza, inteligencia, belleza y lealtad.
Una de sus bases era el control estricto de la cría para eliminar los defectos que surgieran rápidamente. Con él y sus métodos de cría y cruce, muchos de los problemas actuales de los pastores alemanes no existirían.
Esto no quiere decir que todos los pastores alemanes vayan a sufrir con seguridad esas patologías, ni todos los individuos se encuentran con el mismo riesgo, pero sí que la raza en su conjunto tiene una mayor predisposición a sufrir los siguientes problemas:
Displasia de cadera
Una de las patologías más frecuentes en las razas grandes y todo un clásico en los pastores alemanes. Cuando temes que tu pastor alemán tenga una enfermedad de cadera o en las patas traseras, es el sospechoso número uno.
Es una enfermedad hereditaria congénita y poligénica, donde también participan los factores ambientales.
Un animal con obesidad, falta de calcio y minerales en la alimentación, o que practica constante y fuerte deporte, está poniéndose en mayor riesgo. Por eso, ante las sospechas, se le pone a dieta y se le restringe la actividad.
Al ser hereditaria, la mayor pista para saber si tu perro está en peligro de displasia de cadera es observar a sus padres. Si sus padres han sufrido la patología, es probable que tu mascota la termine desarrollando, pero no es seguro. Hay casos donde el animal tiene suerte y esquiva esa bala genética.
La enfermedad provoca una malformación en la cadera y el fémur, que va empeorando con el tiempo. La inestabilidad articular puede llevar a una luxación de la cabeza del fémur, acelerando las deformaciones óseas, con pérdida de cartílago y formación de tejido cicatricial.
La displasia de cadera puede surgir ya a los 6 meses de edad y el riesgo va aumentando a medida que el animal envejece.
Los síntomas son parecidos a los que tiene un abuelo cuando le molesta la cadera: dificultad para moverse, aversión a las escaleras, caminar lento y distinto al habitual.
El tratamiento depende de la gravedad. Puede ser suficiente con cambios en su estilo de vida, antiinflamatorios y suplementos. O puede requerir cirugía y prótesis. Cuanto antes se detecte, mejor.
Glaucoma
Cambiamos de zona corporal y vamos a la enfermedad de los ojos del pastor alemán: el glaucoma.
También hereditaria, los primeros síntomas surgen a los 2-3 años del individuo, que se frota el ojo y lo presiona. La pupila se percibe dilatada y opaca.
Se debe al aumento de la presión intraocular. El ojo contiene el humor acuoso, un líquido claro y transparente con distintas funciones. El problema es que este líquido se produce de manera constante, por lo que requiere ser drenado para evitar su acumulación.
Si no se reduce, puede llevar a daño permanente en el nervio óptico y la retina. Es la principal causa de ceguera en perros en general, y por supuesto en el pastor alemán en particular.
Este daño irreversible puede ocurrir a lo largo de semanas o en horas, haciendo que el glaucoma sea una patología muy grave y de tratamiento urgente. En el peor de los casos, termina en ceguera permanente.
El principal tratamiento es tan sencillo como unas gotas oculares. Otras opciones son cirugías, diferentes según la causa del problema de acumulación de fluido.
Enfermedades cutáneas
Comentemos ahora un poco sobre las enfermedades de la piel en pastores alemanes.
Son una raza con elevado riesgo de sufrir alergias de la piel, principalmente dermatitis atópica canina, que se manifiesta con inflamación y picores. Con el tiempo aparecen también alopecia, tinción salivar por el lamido, heridas por el frotamiento e infecciones cutáneas por debilitamiento de la piel.
El desencadenante son alérgenos ambientales, y podrás darte cuenta con facilidad en el comportamiento de tu perro, que estará rascándose y mordiéndose con frecuencia y furia inusitadas.
Como las alergias son crónicas, los tratamientos también lo son. La mayoría son tratamientos tópicos, que pueden combinarse con antiinflamatorios e inmunomoduladores en casos particulares.
Gastrointestinales
Los pastores alemanes no tienen únicamente un elevado riesgo de alergias cutáneas. También tienen la desgracia de tener un elevado riesgo de alergias o hipersensibilidades alimentarias.
Ambos tipos de alergias tienen una base inmunológica, por lo que con frecuencia están relacionadas y aparecen juntas en el animal. Así combinamos el rascado intenso con la diarrea en el pastor alemán.
En ocasiones, lo que parecen problemas cutáneos son en realidad síntomas de hipersensibilidad alimentaria.
Estas alergias pueden ser a distintos componentes de la comida, y se recomienda hacer pruebas para descubrir la causa. No suelen ser problemas graves.
Otras patologías
Además de los mencionados, los pastores alemanes pueden sufrir otros problemas.
Dentro de las enfermedades monogénicas, tenemos hemofilias, la enfermedad de Von Willebrand, y la mucopolisacaridosis VII. Destaca la mielopatía degenerativa por el gen SOD1; un estudio encontró que el 38% de los pastores alemanes eran portadores de la mutación.
Los ojos, además del glaucoma comentado, tienen riesgo de queratitis (inflamación de la córnea).
Todas ellas patologías genéticas, una lista extensa con la que podríamos continuar.
El resumen es sencillo, el pastor alemán es una raza de aspecto imponente, pero salud frágil dentro de los perros. Hay que cuidarlos de la manera que se merecen.
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